domingo, enero 13, 2019

El Amor por Jiddu Krishnamurti


¿Qué es el amor? Todo el mundo habla del amor: todos los periódicos, todos los diarios y los misioneros hablan de un amor eterno “Yo amo a mi país, amo a mi rey, amo tal libro, amo esta montaña, amo el chocolate, amo el placer, amo a mi mujer, amo a Dios” El amor podría bien ser la última solución a todas las dificultades de los hombres entre ellos, a sus problemas, a sus penas, pero ¿cómo tomarlo nosotros, para saber lo que es? ¿Definiéndolo?

¿Se puede separar el amor en sagrado y profano, divino y humano, o es indivisible? ¿Se refiere a una persona y no al total? ¿Cuando se dice: “yo te amo”, eso excluye el amor por otros? ¿El amor es personal o impersonal? ¿Moral o inmoral? ¿Está reservado a la familia? ¿Y si se ama a la humanidad, se puede amar una persona? ¿Es un sentimiento? ¿Una emoción? ¿Un placer? ¿Un deseo? Todas estas preguntas indican, no es verdad?, que tenemos ideas a propósito del amor, ideas sobre lo que debería ser o no ser, en suma un criterio o un código elaborado por la cultura a la cual pertenecemos. 
Para ver claro en esta cuestión, tenemos que, pues, previamente, liberarnos de las incrustaciones de siglos, poner a un lado todos los ideales e ideologías a propósito de lo que tiene o de lo que no tiene que ser el amor. Crear una separación entre lo que es y lo que debería ser, es la manera más ilusoria de considerar la vida. ¿Cómo sabré yo lo que es esta flama que se llama amor? Yo no busco saber cómo expresar el amor, pero quiero comprender en qué consiste. Yo comienzo pues por apartar todo lo que me han dicho al respecto las Iglesias, la sociedad, mis padres, mis amigos. Y todas las personas que he encontrado y los libros que he leído, ya que es por mí mismo que quiero saber.
Así cuando se ama, hay que ser libre, no solamente de la otra persona, sino con respecto a sí. El hecho de pertenecer a alguien, de ser alimentado psicológicamente por esta persona, ese estado de dependencia, comporta siempre la inquietud, los temores, los celos, un sentido de culpabilidad. El miedo excluye el amor. Un estado doloroso, sentimental o emocional, el placer y el deseo no tienen nada de común con él. El amor no es un producto del pensamiento. El pensamiento, que es el pasado, no puede cultivarlo. El amor no puede estar cercado en el campo de los celos. Los celos son el pasado y el amor, el presente activo. 
El amor no es tampoco lo opuesto al odio como la humildad no es lo opuesto a la vanidad. Si así pues pueden eliminar todas estas cosas, no por la fuerza sino haciéndolas desaparecer a la manera en que la lluvia lava la hoja cargada de polvo de numerosos días, quizá reencuentren esta extraña flor a la cual, siempre, los hombres aspiran. Mientras que no tengan amor, no en pequeña dosis sino en gran abundancia, mientras que no estén llenos de él, el mundo irá hacia los desastres. 

Ustedes saben, cerebralmente, que la unidad del hombre es esencial y que el amor es la sola vía, pero ¿quién les enseñará a amar? ¿Acaso alguna autoridad, algún método, algún sistema les dirán cómo amar? Si quien sea se los dice, eso no es el amor.  Si ustedes lo hacen el amor huirá por la ventana. Por la práctica de algún método o de algún sistema en vista de adquirir amor, ustedes pueden volverse extraordinariamente hábiles o un poco más condescendientes o conseguir un estado de no-violencia, pero todo eso no tendría ninguna relación con el amor.
El amor es siempre nuevo, fresco, vivo. No tiene ayer ni mañana. Está más allá de las peleas que engendra el pensamiento. Solo el espíritu inocente sabe lo que es el amor y un espíritu inocente puede vivir en este mundo que no es inocente. Esta cosa extraordinaria que el hombre siempre ha buscado, por el sacrificio, la adoración, las relaciones sexuales, por los placeres y las penas de toda clase, solo puede ser encontrado cuando el pensamiento, comprendiéndose él mismo, llega a su fin natural. Entonces el amor no tiene opuesto, entonces el amor no tiene conflicto.
Ir más allá del pensamiento y del tiempo, lo que quiere decir más allá del dolor, es darse cuenta que existe otra dimensión que se llama amor. No sabiendo cómo alcanzar esta fuente extraordinaria, ¿qué hacen ustedes? ¿Nada no es así? Absolutamente nada. En ese caso ahí están ustedes, interiormente, completamente silenciosos. ¿Comprende lo que eso quiere decir ? Eso quiere decir que ustedes no buscan más, no desean más, no persiguen nada más, en resumen que no hay más de mí del todo. Entonces el amor está ahí”.
Jiddu Krishnamurti
Primera y última libertad



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