domingo, junio 11, 2017

Las Coincidencias mensajes del Universo


Decir que las coincidencias son mensajes codificados provenientes de la inteligencia no circunscrita, plantea a la vida como una novela de misterio. Presta atención, busca pistas, descifra su significado y, al final, la verdad será revelada. En muchos sentidos, eso es exactamente lo que pasa. Después de todo, la vida es el misterio más grande.

Lo que hace que la vida sea misteriosa es que nuestro destino parece estar oculto para nosotros; sólo al final de la existencia estaremos en posición de mirar hacia atrás y ver el camino recorrido. En retrospectiva, la historia de nuestra vida parece perfectamente lógica. Incluso ahora, en cualquier punto que te encuentres de tu vida, puedes mirar hacia atrás y ver con cuánta naturalidad ha fluido tu vida de un hito a otro, de un lugar o empleo a otro, de un conjunto de circunstancias a otro completamente diferente. Observa cuan sencillo pudo haber sido para ti, si hubieras sabido hacia dónde se conducía tu camino. La mayoría se pregunta: «¿Por qué me preocupaba tanto? ¿Por qué fui tan duro conmigo, con mis hijos?»

Si pudiéramos vivir en el nivel de la mente todo el tiempo no necesitaríamos esperar a ver en retrospectiva para conocer las grandes verdades de la vida. Las sabríamos de antemano. Participaríamos en la creación de la aventura de nuestra vida. El camino sería evidente y no necesitaríamos señales, pistas ni coincidencias. Sin embargo, la mayoría no vive en el nivel del alma. Por eso, lo único que puede mostrarnos la voluntad del Universo son las coincidencias.

Todos hemos experimentado coincidencias en nuestra vida. La palabra misma describe perfectamente su significado: «co» significa con; «incidencia» significa suceso. Así pues, las coincidencias son sucesos que ocurren con otros acontecimientos, dos o más sucesos que pasan al mismo tiempo. Como la experiencia de la coincidencia es universal, la mayoría tendemos a restarle importancia. Son momentos extraños de la vida que nos maravillan y olvidamos al poco tiempo.

Las coincidencias son mucho más que una fuente de diversión. Una coincidencia es una pista que nos indica la intención del espíritu universal y, como tal, es rica en significados. Algunas personas utilizan la frase «coincidencia significativa», al hablar de sucesos que ocurren al mismo tiempo y que tienen algún significado especial para quien los experimenta. Sin embargo, creo que la frase «coincidencia significativa» es redundante, pues todas las coincidencias los son. Si no fuera así, no existirían. El hecho mismo de que ocurran ya es significativo, sólo que a veces somos capaces de entender su significado y otras no.

¿Qué significan las coincidencias? La parte más profunda de tu ser lo sabe» pero hay que atraer ese conocimiento a la superficie. El significado no proviene de la coincidencia misma sino de ti, de la persona que la experimenta. De hecho, sin nuestra participación, ningún suceso tendría significado, el Universo entero carecería de significado.

Somos nosotros quienes damos significado a los acontecimientos y lo hacemos a través de la intención. Las coincidencias son mensajes del ámbito no circunscrito que nos indican cómo actuar para hacer que nuestros sueños —intenciones— se manifiesten. Así pues, primero debes tener una intención y entonces ponerte en contacto con tu ser espiritual. Sólo entonces podrás utilizar las coincidencias para satisfacer tus intenciones.

Tener una intención es fácil, tan fácil como formular un deseo. Ser más espiritual es difícil. Muchas personas que se creen espirituales no se han sumergido aún en el vasto océano de la fuerza espiritual; más bien, nadan en la superficie alejadas de las profundidades de la experiencia universal.

Milagros en el mundo real

Los milagros son un fenómeno real. En todas las tradiciones se habla de milagros, pero cada una utiliza un lenguaje diferente. Decimos que un suceso es milagroso cuando el resultado deseado se manifiesta de manera sorprendente: queremos sanar de una terrible enfermedad, adquirir riquezas materiales o hallar nuestro objetivo. Cuando esto sucede, decimos que es milagroso. Alguien tiene una intención, un deseo o un pensamiento y entonces eso ocurre. Un milagro es un ejemplo dramático de lo que pasa cuando una persona es capaz de aprovechar el ámbito espiritual, y de aplicar una intención para manifestar su destino.

Las personas que no se interesan en la espiritualidad atribuyen esta clase de sucesos a la suerte. Creo que la suerte, al menos como normalmente la entendemos, no tiene nada que ver con esto. Lo que la mayoría llama suerte no es nada más ni nada menos que la aplicación de la sincronicidad en el cumplimento de nuestras intenciones. Luis Pasteur, el científico que descubrió que los microbios pueden provocar enfermedades, afirmó: «El azar favorece a la mente preparada». Esto puede trasladarse a una sencilla ecuación: «Oportunidad + Preparación = Buena suerte». A través de las lecciones del sincrodestino, es perfectamente posible adoptar un estado de ánimo que permita ver que en la vida existen momentos oportunos y que cuando los identificamos y aprovechamos, pueden cambiar todo. «Suerte» es la palabra que utilizamos en el mundo moderno para nombrar lo milagroso».

Así pues, sincronicidad, coincidencia significativa, milagro o buena suerte, son distintas formas de referirse al mismo fenómeno. Como hemos visto, la inteligencia del cuerpo se manifiesta a través de la coincidencia y la sincronicidad. También la inteligencia más amplia de la naturaleza y el ecosistema —la gran red de la vida— y la inteligencia fundamental del Universo.

Cuando empezamos a considerar las coincidencias como oportunidades, cada una adquiere significado. Cada coincidencia se convierte en una oportunidad para la creatividad. Cada coincidencia se convierte en una oportunidad para convertirte en la persona que el Universo quiere que seas. Esta es la verdad última del sincrodestino: la suma total del Universo está modificándose para crear tu destino personal. Para ello utiliza «conexiones no circunscritas y no causales».

¿Qué son las conexiones no causales? Si analizamos todos los sucesos inconexos de nuestra vida, todos tienen una historia entrelazada con un destino personal. No causal significa que los sucesos están relacionados entre sí, pero no por una, relación directa de causa y efecto, por lo menos en la superficie. Son no causales sin causa. Por ejemplo: ¿qué tiene que ver que Lady Mountbatten sugiriera los titulos posibles a mi padre como regalo de mi cumpleaños que difinieron mi vocacion,por el hecho de que yo leyera a Sinclair Lewis?, o que mi gran amigo Oppo me inspirara? No existe conexión excepto porque forman parte de mi historia individual, la cual me condujo a mi destino particular. Ninguno de estos acontecimientos provocó los demás. Lady Mountbatten no ordenó a mi padre que me diera un libro de Sinclair Lewis; sin embargo esos dos sucesos actuaron conjuntamente para moldear mi destino. Todos estaban conectados en un nivel más profundo.

Es imposible imaginar siquiera la complejidad de las fuerzas que están detrás de cada acontecimiento de nuestras vidas. Existe una combinación de coincidencias; el ámbito no circunscrito teje la red del karma o destino, para crear la vida personal de cada individuo, tu vida o mi vida. La única razón por la que no experimentamos la sincronicidad en nuestra vida diaria es porque no vivimos desde el nivel en donde está ocurriendo. Normalmente percibimos sólo relaciones de causa y efecto: ésto causa eso, que causa esto otro, que causa aquello: trayectorias lineales. Sin embargo, debajo de la superficie ocurre algo más. Existe toda una red de conexiones, invisibles para nosotros. Cuando se hacen evidentes, vemos cómo nuestras intenciones están entretejidas en esta red, que es contextual, condicional, holística y rica, a diferencia de nuestra experiencia superficial.

Con frecuencia caemos en comportamientos rutinarios; seguimos los mismos patrones y actuamos de manera predecible, día tras día. Programamos nuestra mente y sólo continuamos poniendo un pie delante del otro. ¿Cómo podrían ocurrir milagros si simplemente marchamos mecánicamente por la vida, sin pensar ni estar conscientes? Las coincidencias son señalamientos en el camino que atraen nuestra atención hacia algo importante de nuestras vidas, atisbos de lo que ocurre más allá de las distracciones cotidianas. Podemos ignorar esas señales y seguir adelante o podemos prestarles atención y vivir el milagro que está esperándonos.

Cuando estaba concluyendo mi formación como médico, supe que me especializaría en neuroendocrinología, el estudio del funcionamiento de las sustancias químicas del cerebro. Desde entonces sabía que ése es un lugar donde la ciencia y la conciencia se tocan; quería explorarlo. Solicité una beca para estudiar con uno de los endocrinólogos más prominentes del mundo. Este respetado científico estaba realizando investigaciones dignas del premio Nobel y ansiaba poder aprender de él. Entre miles de solicitantes, fui uno de los seis elegidos para trabajar con él, ese año.  Poco después de que empezamos, percibí que su laboratorio tenía más que ver con la gratificación del ego que con la verdadera ciencia.

Los técnicos éramos tratados como máquinas y se esperaba que produjéramos trabajos de investigación en serie, listos para publicarse. Aquello era tedioso y frustrante. Era terrible y decepcionante trabajar con alguien tan famoso, tan respetado y sentirse tan desdichado como me sentía. Había asumido muy ilusionado el puesto, pero no hacía nada más que inyectar sustancias químicas a las ratas, todo el día. Cada mañana revisaba la sección de anuncios clasificados del periódico Boston Globe, consciente de mi desilusión pero pensando que el camino que estaba siguiendo era el único posible.

Recuerdo haber leído un pequeño anuncio de un puesto en la sala de emergencias de un hospital local. De hecho, cada mañana, cuando abría el periódico, veía ese pequeño anuncio. Aunque lo hojeara rápidamente, siempre lo abría en la misma página, en el mismo sitio. Lo veía e inmediatamente lo sacaba de mi mente. En el fondo me imaginaba a mí mismo trabajando en esa sala de emergencias y ayudando a las personas en vez de seguir inyectando ratas, pero mi sueño había sido obtener esa beca con el renombrado endocrinólogo.

Un día, ese endocrinólogo me trató de manera cruel y degradante. Discutimos y salí a la sala de espera para calmarme. Sobre la mesa estaba el Boston Globe abierto en la página del pequeño nuncio, ese mismo anuncio que había estado ignorando durante semanas. La coincidencia era demasiado evidente como para ignorarla. Todo cayó finalmente en su lugar. Supe que estaba en el lugar eqivocado haciendo las cosas equivocadas. Estaba harto de la rutina, del ego de ese endocrinólogo, de las ratas, del sentimiento de no estar haciendo lo que mi corazón quería hacer. Regresé a la oficina y renuncié. El endocrinólogo me siguió al estacionamiento gritando a los cuatro vientos que mi carrera estaba acabada, que él se encargaría de que nadie me contratara. Con su voz retumbando todavía en mis oídos, subí a mi auto, fui directamente a aquella pequeña sala de emergencia, solicité el puesto y empecé a trabajar ese mismo día.

Por primera vez pude tratar y ayudar a personas que realmente estaban sufriendo; por primera vez en mucho tiempo me sentí feliz. El anuncio del Boston Globe me había hecho señas durante semanas, pero las había ignorado. Finalmente me di cuenta de la coincidencia y pude cambiar mi destino. Aunque parecía que el trabajo de laboratorio era lo que había deseado toda mi vida, el hecho de prestar atención a esta coincidencia me permitió romper con mis patrones habituales. Era un mensaje sólo para mí, una señal personalizada. Todo lo que había hecho hasta ese momento eran preparativos para ese cambio. Algunos pensaron que la beca misma había sido un error, pero si no la hubiera obtenido tal vez no habría estado en Boston. Y si no hubiera estado trabajando en el laboratorio del endocrinólogo, tal vez no habría visto ese anuncio y nunca hubiera escuchado el llamado de mi corazón. Tuvieron que ocurrir muchas cosas para que esta parte de mi vida se desarrollara como lo ha hecho.

De acuerdo con un poema de Rumi, uno de mis literatos y filósofos favoritos,

 «ésta no es la realidad real. 
La realidad real está detrás del telón. 
En verdad no estamos aquí;
 ésta es nuestra sombra». 

Lo que experimentamos como realidad cotidiana es sólo una representación de sombras. Detrás del telón está un alma viviente, dinámica e inmortal, que está más allá del tiempo y el espacio. Si actuamos desde ese nivel, podemos influir conscientemente en nuestro destino. Esto ocurre a través de la sincronización de relaciones, aparentemente no causales, que dan forma a un destino. De aquí el sincrodestino. En el sincrodestino participamos conscientemente en la creación de nuestras vidas, por medio del entendimiento del mundo que está más allá de nuestros sentidos, el mundo del alma.

Deepak Chopra

SINCRO-DESTINO
La Promesa del Potencial Ilimitado



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