domingo, septiembre 09, 2018

Una personalidad equilibrada


La palabra “equilibrio” implica madurez, responsabilidad, armonía y estabilidad. ¿Tienes todo esto en tu vida? Si es así, puede que sí tengas una personalidad equilibrada. Bien es cierto que pueden ocurrir cosas en nuestra vida que nos desestabilicen, pero es necesario volver a nuestro equilibrio, saber que pase lo que pase nosotros somos armonía.

La personalidad equilibrada se refleja en las conductas Una personalidad equilibrada implica tener una personalidad sana. Esto es necesario si queremos evitar conductas como el maltrato a los demás, la tiranía o el narcisismo. En el momento en que no estamos sanos ni equilibrados, eso se manifiesta en nuestras conductas. Todo en nosotros va a ser negativo y potenciaremos esa negatividad porque no sabremos buscar nuestro propio equilibrio.

 El equilibrio ¡no es algo estático! Cuando hablamos de equilibrio no estamos hablando de algo perfecto, ni siquiera de algo que no se mueve y se mantiene siempre así. El equilibrio es otra cosa. Como personas que somos, siempre cambiamos y a medida que avanzamos en nuestra vida vamos aprendiendo de la propia vida, de los errores que cometemos, de las personas que conocemos, etcétera. Por lo tanto, hay grados de equilibrio, porque estamos en movimiento, no somos personas estáticas. Los factores que hay a nuestro alrededor nos afectan y provocan que siempre estemos cambiando.

¿Qué es necesario entonces para tener una personalidad equilibrada? Quizás tú ya la tengas y no seas consciente de ello. Vamos a descubrirlo…

 ¿Te conoces a ti mismo? Esto puede ser una pregunta muy obvia, pero lo cierto es que hay muchas personas que aún no se conocen a sí mismas. Tómate un tiempo para estar a solas y reflexionar sobre ti mismo. Ten equilibrio entre tu corazón y tu cabeza, es decir, no debes ser demasiado frío, pero tampoco demasiado sensible. Debes ser capaz de manejar simultáneamente la afectividad y la razón.

 ¡Supera las heridas del pasado! Seguir viviendo con un dolor, con algo que ha ocurrido y no se puede remediar, no hará más que desequilibrarnos en nuestro presente. Aprende de tu pasado y sigue hacia tu futuro.

Ten un proyecto de vida realista. ¿Qué quieres llegar a ser? ¿Cuáles son tus metas? Todo esto tiene que poder hacerse real, ¡aunque no sepamos cuándo suceda! Piensa que si sabes lo que quieres y te diriges a conseguirlo, eso te hará feliz y equilibrado.

¿Cómo es tu voluntad? Una voluntad fuerte, firme, reacia, segura, consistente, te hará ser una persona equilibrada. Eso sí, conseguir esto no es fácil, pues la seguridad en ti mismo será fundamental para lograrlo.

¡Sé coherente! Si tu vida está llena de incoherencia es posible que se desestabilice y, como consecuencia, tu personalidad no será para nada equilibrada. Vive con coherencia, sé coherente, y las cosas las verás mucho más claras, serás ¡una persona equilibrada!

¿Tiene tu vida un sentido? Si tu vida no tiene sentido posiblemente no seas una persona equilibrada. Piensa que tu vida tiene que tener un sentido, un motivo por el que vivir.  ¿Qué te motiva? Piénsalo…
 
El equilibrio demanda tener una relación saludable con uno mismo como algo fundamental para poder tener una personalidad equilibrada.  Además, no solo la relación con uno mismo debe ser sana, sino también la relación con los demás. Si te sientes bien contigo mismo, podrás también manifestarlo en tus relaciones interpersonales

Tú eres quien tiene el poder de cambiar. El camino es aprender a conocerte mejor, aceptarse, y  mejorar para sentirse en armonía, con esa paz interior que podría denominarse, fácilmente, “ser feliz”. Cuando hemos conseguido cambiar y comenzamos a sentirnos mejor con nosotros mismos estamos más confiados, más fuertes, más optimistas y con más energías para vivir la vida.  Ser feliz es algo más que vivir experiencias agradables y placenteras es entender que el significado que le damos a las cosas que nos suceden determinan el cómo nos afectan 

 Raquel Lemos Rodríguez




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