domingo, septiembre 23, 2018

Es tan simple ser feliz y tan difícil ser simple…


A veces nos conformamos con aquello que no nos hace feliz: por costumbre, por indecisión, por miedo. Se nos olvida, quizá, que ser feliz puede ser muy fácil, lo complicado es saber dilucidar qué es lo importante, lo más nutritivo y mágico para nosotros y entonces luchar por ello.

Tal y como suele decir esa expresión popular:“es tan sencillo ser feliz pero tan difícil ser sencillo…” Pocas frases pueden encerrar una verdad tan evidente. A la mayoría nos han educado en la idea de que debemos conseguir determinadas cosas para definirnos. Estudiamos y obtenemos títulos para tener un trabajo. Tenemos un trabajo para alcanzar un supuesto bienestar y conseguimos una serie de recursos, materiales, bienes y establecemos una serie de relaciones sociales y afectivas que, supuestamente deberían colmarnos de felicidad. Sin embargo, esta fórmula no siempre es correcta, los factores no armonizan con el producto.

¿Es quizá la felicidad un fraude? En absoluto. El engaño auténtico es el modo en que nos han hecho creer que podemos alcanzarla. Porque quien se empeñe en buscar ese estado de gracia fracasará una y otra vez.  La búsqueda de la felicidad nunca termina bien por una razón muy sencilla: es un estado del ser. No se busca, se crea, no se encuentra, se trabaja. Y aún más, hay algo que no podemos descuidar: no ha todo el mundo le sirven las mismas estrategias. Cada uno de nosotros debemos llevar a cabo esa labor a nuestra manera.

Ser feliz sería, siguiendo la concepción budista, estar despierto, descubrir los venenos de nuestra mente, los condicionamientos y también los recursos, las posibilidades. Ser feliz significa abrazar nuestra vulnerable condición de seres humanos con alegría. Y eso se construye. Puede ocurrir que haya quienes tienen una natural disposición a desarrollarla y otros deban trabajar mucho para sobreponerse a adversidades (biológicas, ambientales o personales) y conquistarla.

Crea tu propia receta para ser feliz

Los libros sobre cómo aprender a ser felices siempre son interesantes y recomendables. Nos ofrecen nuevas perspectivas, nos hacen darnos cuenta de cosas que tal vez, no percibíamos, nos invitan a reflexionar y a hacer sin duda algún que otro cambio. No obstante, debemos tener claro que no son manuales de instrucciones ni libros sagrados, que no a todo el mundo le funcionan sencillamente, porque en ocasiones, vivimos realidades muy distintas.

Ser feliz es simple, pero requiere mucho trabajo. No llega de golpe, sino que se trabaja en ella, se da forma con paciencia, se construye. Lo bueno es que se puede comenzar en cualquier momento, la felicidad se construye a nuestra medida, debe calzar nuestra talla y armonizar con nuestras realidades particulares.  Algo así requiere esfuerzos voluntad y entender que ser feliz puede ser muy fácil, no hay duda, pero lo complicado es tener claras nuestras prioridades, las cuales, pueden ser completamente opuestas a las de los demás… Y algo así requiere valentía.

A veces, para ser feliz hay que dejarlo todo y reiniciarse, empezar de cero. Otras veces, requiere tener que hacer un laborioso trabajo interior, ahí donde sanar heridas, resolver frustraciones y hallar nuevas motivaciones. Seamos capaces de hacer fácil lo difícil, pero también de crear nuestra propia receta para ser feliz.

Valeria Sabater
Psicóloga y escritora.


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