jueves, agosto 03, 2017

Aprender a ser exitoso con La ley del Triunfo


El éxito en todo negocio o empresa es consecuencia siempre de la acción de La ley del Triunfo, no viene nunca por casualidad. La fortuna o la suerte de cada uno no es nunca obra de la casualidad tampoco. Somos el producto de una combinación determinada por la acción de ciertas leyes . Así podemos conociendo y aprovechando el conocimiento de estas leyes, hacer de nosotros mismos todo aquello que querramos.

La inteligencia del hombre es como un imán que tiene el poder de atraer hacia si, los elementos espirituales y el de arrojarlos fuera de si otra vez. Según la clase de elementos espirituales de que este cargado , el imán -nuestra mente- o según la clase de los que reciba con mayor frecuencia, tal será también la clase de los que atraiga hacia si.

Un pensamiento atrae siempre otro pensamiento o idea de su misma clase. Mantengamos fija en nuestra mente una idea cualquiera , por ejemplo, la de la fuerza o la salud y atraeremos cada vez en mayor numero hacia nosotros elementos-ideas de salud y de fuerza. Mantengamos mucho tiempo en la mente la idea de energía, de avance, de actividad y nos enriquecemos de elementos que nos darán energía y nos impulsara a avanzar. una idea o pensamiento, bueno o malo, es una cosa, una construcción formada por elementos invisibles.

Cada una de las ideas de nuestra mente ejerce inmediatamente su acción.  Pero si hemos formulado nuestro pensamiento por medio de palabras pronunciadas en alta voz en el retiro y la quietud de nuestro cuarto accionara con mayor fuerza sobre los demás hombres que solo lo hemos pensado.

Si dos personas, cordial y amablemente hablan juntas, con un propósito común, de alguna meta o empresa importante lanzaran fuera de si un volumen mayor de fuerzas de lo que hubieran hecho cada una por separado, fuerzas que ejercerán su influencia sobre otras personas con relación al asunto de que se trata. Pero si nuestro dilago de la forma contraria es con riñas y enfados perjudica todo lo que se intente.

Nuestros pensamientos afectan nuestra fortuna, en bien o en mal, y siempre que hablamos con otros damos origen a una fuerza mas o menos grande, capaz de darnos o de quitarnos salud, buenos amigos y hasta dinero. Al fijar, en todo plan o intento de negocio, la idea de éxito generaremos una energía espiritual que ayudara en todo.

Pensar con persistencia en un propósito creara un poder que obrara también aun estando dormidos, inspirándonos nuevos planes y nuevos caminos para llevar adelante nuestros objetivos . La simpatía es una fuerza. La bondad de una persona es una sustancia activa, real, viviente. La idea del bien hacia los demás es el mas fuerte de los invisibles elementos y puede, por tanto, vencer y destruir la acción de la idea de maldad, que es la mas débil, poniéndonos así fuera del alcance de sus maléficos efectos.

El pensamiento procedente de algún centro de turbulencia o de desorden forma una onda o corriente de su propia sustancia. si estamos irritados, aunque sea por una simple tontería, colocamos a nuestra mente en la disposición de un imán que atrae toda clase de dañosas corrientes espirituales . Para aliviarnos lo que hacemos es dirigir la actividad de nuestra inteligencia hacia un mas agradable orden de pensamientos. No debemos olvidar que aquellos que realizamos en espíritu es una realidad y aquello que con mayor fuerza anhelamos espiritualmente lo convertimos en realidad. 

Al presentarse ante nosotros una dificultad cualquiera, no hemos de hacer mas que dirigir la mente, como si fuese un imán, hacia una nueva dirección de donde recibir nuevas formas, nuevas ideas y nuevos planes con que vencer esa dificultad. al lamentarnos de un agravio que se nos ha hecho, ya sea mentalmente o hablando de ello con otras personas, gastamos la misma fuerza que podría servirnos para arrojar de nosotros el recuerdo de la cosa o situacion que lo ha causado

Si deseamos o pedimos la sabiduría para conocer lo que ha de hacernos siempre felices, en virtud de la misma ley nos atraemos la capacidad de ver lo que realmente es mejor para nosotros o nos conviene mas. deseemos con persistencia la posesión de una mente clara y ese don nos será concedido

Prentice Mulford (1834-1891)
Nuestras Fuerzas Mentales



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