martes, mayo 04, 2010

Kabbalah o Cábala

El origen se remonta a los escritos del Rabino Shimon Bar Yohai quien, en compañía de su hijo Eleazar, permaneció durante trece años escondido en una cueva huyendo de los romanos que habían invadido Israel. En el aislamiento de su cueva, Bar Yohai escribió el Zohar y en él espuso todo un sistema místico que ha servido de catapulta para el desarrollo posterior de la Kabbalah.

La Kabbalah está dividida en tres grandes áreas: la teórica, la meditativa y la práctica.

La parte teórica se basa en el estudio de las escrituras, se cuenta con alrededor de 3.000 libros, que tratan de los misterios del mundo espiritual, de la estructura de los reinos angelicales, de las Sefirot o Emanaciones Divinas.

La palabra Kabbalah tiene su origen en la palabra hebrea "LeKabel", que significa recibir. El Kabbalista se prepara para recibir inspiración, información y energía de los reinos espirituales, y la parte meditativa del sistema está ideada para preparar al practicante para esta recepción.La Kabbalah práctica es una especie de magia blanca que trata de las técnicas necesarias para activar poderes sobrenaturales.

Algunas técnicas meditativas propuestas por la Kabbalah, que se centran en torno al proceso de "Yechudim" o Unificación. En el Judaísmo se le otorga una importancia fundamental a la Unificación. De hecho, la oración más sagrada para un judío, la que pronuncia en el momento de la muerte, dice así: "Escucha, Oh Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor Uno".

De la misma forma, en la Kabbalah se habla de la existencia de cinco niveles distintos del alma, desde un alma ligada al cuerpo y que se le sirve de sostén energético denominada Nefesh, hasta el nivel más elevado del Alma llamado Yehida o Singularidad, el cual implica una Unificación. Cuando un ser humano nace, trae consigo diferentes partes del Alma de distintos seres que lo antecedieron. Su labor de desarrollo en esta vida consiste en purificar todos los niveles hasta llegar a la singularidad. Este nivel es la Unidad consigo mismo, la mismidad del Yo Puro o la verdadera identidad.

Por lo tanto, una de las técnicas Kabbalísticas de meditación consiste en meditar sobre la Singularidad del Sí mismo preguntándose quién es Uno mismo y, después, colocándose en identidad consigo mismo.

Para lograr la purificación de las distintas porciones del Alma, es necesario aceptarlas y cumplir una vida absolutamente ética, sencilla y en constante recuerdo de Dios. Cada obstáculo que la vida presenta al meditador es una oportunidad de purificación para llegar a la Singularidad. Cuando uno de estos obstáculos es vencido, se adquiere mayor poder y pureza.

Una vez lograda la singularidad, existe una técnica que estimula la unificación con otras singularidades en lo que parecería ser una entrada al Campo de la Materia. Esta técnica consiste en la visualización de la palabra "Uno".

El meditador se sienta cómodamente, cierra los ojos y después se imagina la palabra Uno y penetra en su significado. Primero asocia este significado con su propio cuerpo hasta que, posteriormente, logra sentir su Unidad. Después sigue meditando en el Uno en relación a otros seres humanos hasta que logra sentir la Unidad que existe entre todos los seres humanos. Más adelante, medita en el Uno en relación al Planeta Tierra con todos sus habitantes hasta que logra sentirse en Unidad con la Conciencia Planetaria. Depués, aplica la meditación en el Uno en relación a la Galaxia entera y, por último, al Universo como una totalidad.

Si la meditación tiene éxito, el meditador habrá experimentado la Unidad existente en todos los niveles antes mencionados, desde su cuerpo orgánico hasta todo el Universo. En términos de la Física Contemporánea, habrá logrado situarse primero en el Campo Fermiónico como singularidad, después en el Parafermiónico en unidad con otras singularidades y por último, habrá penetrado en el Campo Bosónico.

Acerca del origen del Universo, también existen coincidencias entre la Física y la Kabbalah. Según la Física, este origen fue la explosión de una partícula en el principio del tiempo. Esta explosión creó el espacio, el tiempo y el Universo conocido. Antes de ella no existía el tiempo, ni el espacio. A partir de la explosión, el Universo inició un movimiento expansivo y una multiplicación de sus partículas en un Campo Fermiónico.

Esta expansión ocurre en la actualidad y tendrá un límite tras el cual el Universo iniciará un movimiento contrario de contracción hasta volver a su origen para, nuevamente, explosionar e iniciar un nuevo tiempo y un movimiento expansivo. Esta teoría, llamada Big Bang, asume una existencia cíclica para el Universo y niega la existencia de algo previo a la primera explosión puesto que antes de ella el tiempo no existía.

La Kabbalah, en cambio, considera que antes de la explosión primigenia, todo el Universo estaba iluminado por la Luz Divina y no existía nada que se sustrajera a ella. En un acto supremo de creación, Dios creó una zona libre de su luz a través de un proceso denominado "Tzintzum" y en el vacío resultante implantó una chispa de su luminosidad creando con ello la explosión inicial y la subsecuente expansión del espacio y el tiempo.

Previo al Tzintzum no existían ni tiempo ni espacio pero algo había y este algo era, la Luz Divina penetrándolo todo sin discontinuidad. El desarrollo de la conciencia humana implica el ponerse en contacto o recibir la Luz Divina a través de las técnicas de meditación y purificación.

El hombre y la mujer son, un modelo del mismo proceso de "Tzintzum" -de implantación de una chispa de luz y de explosión primigenia y posterior expansión del universo.

La mujer contiene un órgano, la vagina -y la matriz-, que representa el vacío en donde se implantará la chispa de luz. Esta última está representada en la célula espermática que interactúa con el óvulo y produce una explosión orgánica y la creación y nacimiento de un nuevo Universo.

El hombre representa el dador de la luz y la mujer, receptora de la misma y creadora de la vida expandiéndose en su interior. Por esta razón, la Kabbalah otorga una especial importancia a la pareja humana, al amor y al acto sexual, considerándolos sagrados. El acto sexual en amor y fidelidad responsable se constituye, para la Kabbalah, en una meditación sacra. Al hombre y a la mujer juntos se les define como al verdadero ser humano.

Aunque la mujer y el hombre, son diferentes en el sentido de que la primera es capaz de ponerse en contacto con Dios en cualquiera de sus manifestaciones con mayor facilidad que el hombre. Este último requiere del uso de un instrumento mental para lograrlo, siendo así capaz de crear verdaderos sistemas intelectuales que le sirven para conseguir la comunión con lo Divino.

La mujer, que ama este proceso masculino de creación, y el hombre, capaz de ver en la mujer la creadora de la vida en capacidad de comunión con Dios en todas sus manifestaciones, constituyen el ideal de la pareja humana.

Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Guía de Meditación

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