viernes, marzo 20, 2009

Sociedad secreta "La Niebla"

Escritores de renombre mundial como Alejandro Dumas, George Sand, Gerard de Nerval o Julio Verne, maestros de la pintura como Delacroixo Poussin, así como otros influyentes personajes de la escena cultural y social de la Francia del siglo XIX, estuvieron vinculados a una extraña sociedad secreta conocida como 'La Niebla', y cuya existencia parece que transformó silenciosamente la mentalidad y la ideología de millones de personas en todo el mundo.

Aquellos que se deleiten examinando el envés de la Historia -así, con mayúsculas-, descubriendo entre líneas quiénes fueron los verdaderos precursores de los cambios ideológicos y sociales de cada momento,encontrarán sin duda en el siglo XIX un curioso y complejo mosaico de hechos que estudiar con detenimiento. No en vano, en aquella época florecieron en Europa discretos colectivos de pensadores, místicos y políticos que, profundamente desencantados con el racionalismo que imperaba en artes y ciencias desde hacía dos siglos, decidieronemprender una acción eficaz contra tan rígido establishment. Surgieron así organizaciones de corte esotérico como la Sociedad Teosófica y laGolden Dawn que calaron hondo, por ejemplo, en escritores de la talla del poeta irlandés William Butler Yeats, que definió aquella situación de incipientes cambios sociales como "la rebelión del alma contra el intelecto".

Europa vivió una revolución silenciosa de la que pocos historiadores se han hecho eco, y que llevó a grupos de ese corte a transformar la escena política de países como Escocia e Irlanda, cuyas aspiraciones independentistas fueron sin duda promovidas por iniciados como Yeats,que rebuscaron en el folclore celta tratando de hallar cuántoselementos fueran necesarios para justificar su causa emancipadora.Algo similar sucedió también en la India donde Gandhi fueprofundamente influenciado por los teósofos y donde la propia AnnieBesant, que fue una notable activista política antes de convertirse enpresidenta de la Sociedad Teosófica, respaldó y en cierta medidapromovió que la India se emancipara del Imperio Británico. Pero estas transformaciones, de orden intelectual primero y de cariz político después, tuvieron un especial significado en Francia.

Mientras que en Gran Bretaña la Golden Dawn "seducía" con sus ideas aautores como Bram Stoker -autor de Drácula- o Bernard Shaw, en Franciaotra sociedad, mucho más desconocida pero igualmente influyente,"atrapaba" en sus filas a artistas tan notables como Delacroix oPoussin, y a novelistas como Alejandro Dumas, George Sand, Gerard de Nerval o Julio Verne."Fue investigando la vida de Verne -cuenta Michel Lamy, un economista afincado en París y experto en sociedades secretas- como llegué aencontrarme, por primera vez, con una sociedad secreta conocida como'la Niebla' o 'Sociedad Angélica' a la que éste estuvo vinculado durante buena parte de su vida. Observando la evolución de las obrasde Verne -prosigue Lamy-, vi claramente cómo él fue orientando progresivamente sus novelas hacia temas más propios de grupos como la francmasonería escocesa, la Golden Dawn o los rosacruces, así que deduje que debía estar afiliado a alguna clase de grupo en Francia quele hubiera iniciado en todos esos temas".

Hace unos años, Lamy publicaba por primera vez el resultado de susaveriguaciones sobre la Niebla confirmando definitivamente que todas sus sospechas sobre la existencia de este grupo eran acertadas. Así descubrió que esta sociedad había pasado por diferentes etapas desdeque fuera fundada en el siglo XVI por un impresor de Lyon apodado Gryphe, quien (según comenta el esoterista Grasset d'Orcet) tomó supseudónimo de una antigua sociedad griega llamada'Néphès' (fonéticamente muy similar a Gryphe), y que significa niebla.

Ahora bien, ¿por qué Niebla? Lamy se ha formulado esta cuestión en numerosas ocasiones, "y aún no sé bien por qué hipótesis inclinarme -reconoce-. ¿Acaso es porque la niebla es un elemento que representa alo desconocido? ¿A Dios? ¿A un demiurgo? ¿A Lucifer? ¿Tiene que vercon la nube que invadía la tienda del Arca de la Alianza cuando Dios descendía entre los hebreos? ¿O con esas nieblas misteriosas que presiden la aparición de seres extraños e inquietantes en las novelasde Lovecraft y Merritt? Y en ese caso, ¿cuál fue la influencia exactaque estos seres ejercieron sobre esa sociedad secreta?".

Desde un punto de vista estrictamente histórico, y dejando aparte otras consideraciones como las apuntadas por Lamy, parece que la ideología que alimentó la Sociedad de la Niebla fue tomada de la francmasonería y que su objetivo principal -al menos en un principio-fue asimismo el de llegar a conocer a Dios estudiando la naturaleza y sus leyes, tal y como sostienen gnósticos y rosacruces. Pero hay más:una de sus principales fuentes de inspiración hay que buscarla en unasociedad fundada en el siglo XVIII por Adam Weishaupt y que recibió elnombre de los Iluminados de Baviera. Los Iluminados influyeron tremendamente en la caída del Antiguo Régimen y en el advenimiento de la Revolución Francesa de 1789 y, de hecho, la importancia de su papel histórico sería suficientemente reconocida un siglo más tarde entrelos propios novelistas vinculados a La Niebla.


George Sand, sin ir más lejos, habla de una 'Secta de los Invisibles'en novelas como Consuelo y La Condesa de Rudolstadt, asegurando queestá formada por "los instigadores de todas las revoluciones; están enlas cortes, dirigen todas las cosas, deciden la guerra o la paz,castigan a los perversos y hacen temblar a los reyes en sus tronos".Curiosamente la protagonista de Consuelo será iniciada por esosInvisibles que defienden los ideales de Libertad, Fraternidad e Igualdad. ¿Mera coincidencia? Los invisibles de Sand, que -según Lamy- no son otros que los Iluminados de Baviera, persiguieron desde sus inicios infiltrarse ensociedades literarias para inculcar en los creadores de la cultura deaquel entonces sus ideas revolucionarias. La Niebla es, enconsecuencia, producto de ese afán revolucionario cuya ideología e influencia hay que rastrearla tras un curioso texto medieval titulado El Sueño de Polifilo, que se atribuye a un monje dominico italiano del siglo XV llamado Francesco Colonna.

Se trata de un tedioso volumen dividido en dieciocho capítulos y en el que se enmascaran con todo tipo de argucias los amores profanos entre Colonna y una tal Polita oHipólita. La reputación que tuvo en su época como libro erótico por un lado, y su fama de texto ilegible por otro, condenaron este texto casial olvido del público en general aunque, según se desprende de unartículo que en 1881 publicó el antes aludido Grasset d'Orcet en laRevue Britannique, gracias a La Niebla se rehabilitó este texto influyendo en aquella primera fase de la Sociedad a escritores como Miguel de Cervantes, Dante o Goethe y a otros artistas del Renacimiento que a lo largo de toda Francia e Italia diseñaron jardines (como los de Versalles en Francia, Bomarzo en Italia y el dela Isla en Aranjuez, España) cargados de símbolos extraídos de El Sueño de Polifilo.


Pero si las vinculaciones con la Niebla y con el texto en clave de Colonna son relativamente fáciles de rastrear en sus primeros momentos de influencia, entre los siglos XVI y XVIII, éstas resultan tanto omás evidentes en la Francia del siglo XIX. Probablemente fue Alejandro Dumas padre quien reavivó la llama de la Sociedad de la Niebla alpublicar en 1839 su novela El capitán Panfilo (de Pan que, como Poli,significa todo y Filo, hijo) y que describe las conversaciones queeste nuevo Polifilo sostiene con la élite artística de París. La debilidad de Alejandro Dumas por los temas esotéricos fue bienconocida incluso mientras vivió, ya que contaba entre sus amistades con ocultistas tan conocidos como Papus o Eliphas Lévi e, incluso, ennovelas suyas como Los Mohicanos de París no duda en evocar temidas sociedades secretas políticas como la de los carbonarios. A pocos críticos literarios se les escapa que, además, fue Dumas quien -gracias a la mediación de d'Arpentigny, un famoso quiromántico de aquellos años- presentó al joven Julio Verne a su futuro editor Pierre-Jules Hetzel.

Dumas y Hetzel bien merecen una mención aparte. El primero fue unconocido masón y libertario que apoyó incondicionalmente al iniciado Garibaldi en su proyecto de unificación de Italia, mientras que elsegundo fue un activo político, que desempeñó labores destacadas como Jefe de Gabinete en los ministerios de la Marina y Asuntos Exteriores,y que incluso tuvo que exiliarse a Bélgica debido a sus ideas republicanas cuando Napoleón III llegó al poder en Francia. El papel de ambos personajes en la trama de La Niebla es esencial, ya que mientras Dumas captaba nuevos valores literarios y los iniciaba en laideología libertaria de la Sociedad Angélica, Hetzel editaba susobras, las distribuía profusamente y les promocionaba a través de su Magazine d'Education et Récréation, dirigido por un notable masón llamado Jean Macé.

¿Tesis arriesgada? Sin duda. Pero no hay que olvidar que en torno a ambos se hicieron populares personajes de la vida cultural francesa como el anarquista, masón y fotógrafo Nadar -al que Verne inmortalizará como Ardan en su primera novela Cinco semanas en Globo-,y cuyos retratos de los miembros de La Niebla forman parte por mérito propio de la protohistoria de la fotografía.

Nadar llegó incluso a ser Venerable en una logia masónica a la que perteneció el famoso poeta Gerard de Nerval. Los lazos entre todos estos creadores son evidentes. Probablemente fueron Dumas y Hetzel los responsables de muchas de esas relaciones y de la difusión de las claves de lectura de El Sueño de Polifilo entre autores franceses como el propio Nerval, quien inspiróalgunas de sus obras -en especial una titulada Angelique- en el textode Colonna. También la antes aludida George Sand, pseudónimo que encubrió a la controvertida Aurore Dupin, se dejará influenciar por la Sociedad Angélica o de la Niebla utilizando para algunos de sus personajes fundamentales nombres como Ange en Spiridion y Angèle en Consuelo. Rabelais, por su parte, se interesará abiertamente por El Sueño de Polifilo copiando en su libro Gargantúa algunos de los métodos empleados por Colonna para encubrir información sobre sus amores. Sobre Rabelais existen suficientes evidencias que indican supertenencia a la Rosa+Cruz, además de a una extraña 'Sociedad Agla',que empleaba como emblema una "cifra de cuatro" como la que se cree que utilizaban los antiguos cátaros para reconocerse entre sí. En cualquier caso, Lamy cree que "Agla" no es sino otra forma más dedefinir a La Niebla.

Mención aparte merecen los rastros de su pertenencia a la Sociedad dela Niebla que se encuentran diseminados a lo largo de la obra deVerne. En su libro Julio Verne, iniciado e iniciador, Michel Lam y encuentra ecos de El Sueño de Polifilo en novelas como El Castillo delos Carpatos o Viaje al centro de la Tierra, donde Verne describe la fundación de una sociedad literaria en 1818 que parece evocar a la Niebla. De todos los personajes vernianos sin duda es Philéas Fogg, protagonista de su famosa novela La vuelta al mundo en 80 días, el quemás se aproxima al ideal de Polifilo. Etimológicamente (como sucedíacon el capitán Panfilo de Dumas), Philéas puede descomponerse en eas -que en griego significa todo y es el equivalente de poli-convirtiéndose este personaje en un nuevo Polifilo. En cuanto a Fogg,su apellido, en inglés significa ¡niebla! Los vericuetos crípticos entorno a Fogg llegan a tal punto que Verne le perfila como un miembro destacado de un selecto colectivo británico llamado Reform Club y cuyas iniciales ("R" y "C" coinciden con las de la sociedad Rosa+Cruz,además de dotarle de una de las señas de identidad más característicasde los autores de la Niebla, la inmortalidad, al describirle como un"Byron impasible que parece haber vivido mil años sin envejecer".


El radio de acción de La Niebla abarcó también a artistas como Delacorix, Gellée y Poussin. De hecho, Maurice Barrés, otro de los escritores de la Niebla y autor de la obra La Colina Inspirada (refiriéndose probablemente a Rennes-le-Château), insinúa en ese texto no sólo esa vinculación, sino la existencia de un gran complot para transformar el cristianismo gracias a unos rituales directamente inspirados en los misterios de la sangre y apoyado financieramente por la casa real de los Habsburgo, con el secreto propósito de instaurarla figura de un Gran Monarca en Europa, tal y como pretendían otros grupos como el Priorato de Sión.

¿Obedecieron, entonces, los ideales anárquicos de la Niebla a un deseo de desacreditar a las casas reales europeas para, tras su hundimiento, establecer una nueva dinastía reinante? Analistas como Lamy así lo dan a entender. De lo que no cabe duda es que los autores que hoy se vinculan a la Niebla transformaron el modo de pensar de millones de personas, moldeando su inconsciente y preparándolo para una nueva clase de sociedad que entonces apenas podía esbozarse. Verne influyó en muchas generaciones de jóvenes a sentirse fascinados por el progreso, mientras que las obras casi ocultistas de Nerval o de Dumas abrieron asus lectores las puertas a vías de conocimiento heterodoxas, que encontrarían eco en artistas como Poussin, cuyas obras están cargadas de símbolos y claves que desafían a todo aquel que se asome a sus lienzos. ¿No justificaba ese objetivo de mutación ideológica cualquier esfuerzo que empleara la Niebla en él? Evidentemente sí.

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